Se trata de un queso fresco, sencillo y fácil de preparar, originario de Oriente Medio. Tiene un aspecto maravilloso, un sabor estupendo y es saludable, para untar y económico. Como la mayoría de los alimentos del Oriente Medio, el labneh es extremadamente bueno para tu salud. Aparte de ser una fuente importante de proteínas, el labneh es considerado un alimento probiótico, lo que significa que es alto en un rango de bacterias saludables que ayudan a estimular el sistema inmunológico.
INGREDIENTES
500g de yogur griego natural o yogur de soja, comprado (o hecho en casa).
1/2 cucharadita de sal
Sabores (elija los que más te gusten):
1/4 cucharadita de pimienta
1/4 cucharadita de hojuelas de chile
1 cucharadita de ajo triturado
1/4 cucharadita de semillas de cilantro o comino trituradas
ralladura de cítricos
hierbas frescas, finamente picadas
1/2 cucharadita de sal
Sabores (elija los que más te gusten):
1/4 cucharadita de pimienta
1/4 cucharadita de hojuelas de chile
1 cucharadita de ajo triturado
1/4 cucharadita de semillas de cilantro o comino trituradas
ralladura de cítricos
hierbas frescas, finamente picadas
MÉTODO:
Vierta el yogur en un recipiente grande. Agregue la sal. Puede agregar los otros ingredientes en esta etapa o si lo prefiere, puede agregarlos más tarde. Véase más adelante.
Vierta el yogur en un recipiente grande. Agregue la sal. Puede agregar los otros ingredientes en esta etapa o si lo prefiere, puede agregarlos más tarde. Véase más adelante.
Forre un colador con una tela de lino o una tela de muselina (o varias capas de tela de quesería). Póngalo encima de otro recipiente grande.
Cualquier cosa que se añada debe ser completamente mezclada. Los tradicionalistas disfrutan de este queso extremadamente picante, por lo que la adición de especias es habitual. Experimente con diferentes mezclas para encontrar la que mejor se adapte a sus necesidades. Si prefiere agregar las especias o los sabores más tarde, vea a continuación.
Recoja los bordes de la tela para cubrir el yogur. Colóquelo en la nevera y déjelo escurrir durante al menos 15 horas.
El queso se puede dejar reposar durante 1-2 días, hasta que se alcance la consistencia deseada. Cuanto más tiempo se deja el queso, más firme se vuelve.
El proceso puede acelerarse apretando la tela de queso/muselina para forzar la salida del exceso de agua.
Retire de la nevera. Desenvolver el queso y escurrir el exceso de líquido (normalmente hay un poco). Poner el queso en un plato o en un bol.
En esta etapa, puede añadir hierbas frescas batiendo el queso. Obviamente, esto cambiará la consistencia y la forma del queso, así que asegúrese de hacerlo en esta etapa.
Guárdelo en el refrigerador, tapado. Colocando una envoltura de plástico directamente en la superficie del queso se mantiene más fresco.
Este queso se conserva hasta 4 días cuando se enfría y se cubre.
Acompañar con los ingredientes preferidos.
Aquí está servido encima de tortitas de maíz con soja, linaza y chía y con un poco de salmón ahumado y alcaparras. ¡¡Delicioso!!
IDEAS Y CONSEJOS:
Para conservarlo durante más tiempo, enrolle el queso en bolitas. Colocar las bolas en un frasco esterilizado y cubrir con aceite de oliva virgen extra. Es importante que se haya dejado en el frigorifico durante un par de dias para poder hacer las bolitas.
Agregue algunos tallos de romero o tomillo y algunas semillas de especias como el cilantro. Dejar marinar; debe dejarse marinar durante al menos 1 día antes de comer. Guárdelo en la nevera y úselo en una o dos semanas.
Para un aperitivo fácil, sirva el labneh rociado con aceite de oliva y espolvoreado con Za'atar.
Si se prefiere, se pueden enrollar las bolitas con diversos ingredientes como por ejemplo, semillas de sésamo y zumaque, perejil seco, una mezcla de semillas blancas y negras de sésamo, semillas de amapola, pimiento de Aleppo (cuidado, es muy picante!) o Za'atar.
Lo mejor es poner un poco de cada ingrediente en un bol pequeño, poner la bola de queso y recubrir haciendo rodar la bola dentro del recipiente. Refrigerar durante unas horas para que se vuelvan mas firmes.
Aquí formaron parte de un plato que se llama Salmagundi.
Otra forma de servirlo es con un aceite de ajo y tomillo fresco.
En un cazo muy pequeño, poner un poco de aceite y añadir unos dientes de ajo cortados en láminas finas, las hojas de dos o tres ramas de tomillo y un buen pellizco de escamas de sal tipo Maldon.
Freír hasta que el ajo este dorado, teniendo cuidado de no quemarlo.
Ponerlo en un recipiente y dejar enfriar. Servir encima del queso.
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